viernes, 15 de julio de 2011

La percha.

Voy llegando. Dejo mi saco en la percha. Mis pasos descalzos reciben el eco de unos tacones. Los pasos me dejan parado y se van bailando ese vals que entra por las ventanas. Hay un viento de medias negras y pantalones de lana, de violínes que hieren hasta las grietas donde nunca Dios ha puesto los ojos. Están sus cuadros y está mi reflejo en ellos enseñándome cómo he sido en todos estos días. Entonces ella sale de un espejo o sale de mis ojos enterrados en el espejo y, con la fina elegancia de una bailarina pone un pie en este mundo(...)
Abro los ojos enmedio del delirio. De la percha, entre la cama donde estoy y el espejo, yace colgada mi alma y una mujer de zapatillas y medias negras; ella bebe la última mirada perdida de mi rostro.

1 comentario:

  1. Amanecía, cuando un latido tempestuoso, un látigo en el pecho entreabrió mi puerta. Desnuda me hallaba y así; ciega, a temblores mudos me viajaste de la nada al todo, lloré en el placer de sentirte, ahora dejame un poco de ti.
    Hacía muchas letras te esperaba...Te amo.

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