viernes, 6 de enero de 2012

Mi cielo.

Te traje un pedacito de cielo; no es mucho, son apenas unas pocas nubes sobre este tibio manto celeste. Mirame en él y sienteme; entre esos destellitos que te abrazan con su calor te convivo en silencio, pero cuando me sorprende tu cuerpo al interperie paseando por tus pensamientos y calles, ahh... todo mi yo se desespera y convulsiona por disfrutar esa posibilidad de besarte arropado, entonces entre pronósticos, artimañas y ocupaciones que te desinvento vuelvo a ser soy yo, quien se escabulle con sus locas ideas y te invita a tenderte en alguna hierba descalzo, para que me encarceles entre tus pestañas, dejando que mi soplido de viento te susurre al oido... te amo, amor mío.
Aquí estoy.

1 comentario:

  1. Ese pedacito de cielo que hice mío, que es nuestro, me sirvió de techo y allá me guardé cuando no fue preciso poner los pies sobre la tierra. Pero vinieron vientos y tormentas y juntos te lloramos. Sin embargo, un atardecer en que todos los colores del crepúsculo caven en el vuelo de una golondrina, divisé nuestra casa. Un papalote andaba no muy lejos de mis pies y me sujeté a su baile de espirales para llegar a ti. Estabas en la orilla de la cama leyendo nuestras cartas. Extendí el brazo para tocarte y la sombra de una mano entró a tu cuerpo. Tus suspiros recorrieroncia. n mis venas. me di cuenta que había muerto. De tiempodistancia.

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