Testimonio de silencios,
Vientre donde me crecen volcanes
Y a veces cúmulo de prisas,
que se recortan en el tiempo.
Mi voz,
que quisiera sostener al infinito la memoria,
Es puñado de saliva escrita
que a la palabra desata
Trigo, huella de paso y trueno.
En ella, navegan desbocados misterios,
Y aunque se muerde en los sentidos,
Sabe apagarse en sus manos
cuando al descender sobre ellas,
se vuelve incendio contenido
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