viernes, 25 de febrero de 2011

Perdonele al tiempo y perdoneme a mi...


Mi boca que quisiera gritar su nombre
como diez lenguas, como mil bestias,
callan.
Se alimenta bebiendo recuerdos del ayer
y asì no llorar este silencio y llegar a enmudecer.
El destino sentencia muros,
no le creamos,
tambien me hace falta;
arranque todo mal razonamiento
y regrese a llenar este pensamiento de nada,
este respirar subterraneo para hallar lo que fuimos.
Pobre esta mi alma de usted... y pàlida de abandono.

¡Vuele su voz a contarle a mis ojos
en estado grave de otoño
sobre sus calles,
traiga el aroma de su manos
y esas formas de llamar a las cosas,
que tanto amo y admiro.

Esperarè varias vidas mas por Usted
Siempre suya

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