"Quien hace descansar sobre su boca, sobre sus dedos migratorios mis mariposas predilectas"
Que sentido oculto esconde
en los margenes de su ser
que invita a desabotonarme el alma...
Fresca sensibilidad que amordaza
y sin descaro me deambula
hasta en los pliegues de mi piel
Me acaricia la luz en este instante ¿Que me importan la niebla y sus fantasmas? Me acaricia la luz... y eso me basta. Antonio Requeni
viernes, 25 de febrero de 2011
Camino sobre sus palabras una y otra vez
estoy con la noche entera en mis manos
aguardandolo.
Hoy todas mi voces se han replegado ante tanto silecio,
me atraviesan llamàndolo...
porque esta noche, desean bañarse de Usted.
Aquì estoy,
Quiebre la distancia y abra ya la puerta.
Lo quiere siempre mucho
su Tahdyja
Perdonele al tiempo y perdoneme a mi...
Mi boca que quisiera gritar su nombre
como diez lenguas, como mil bestias,
callan.
Se alimenta bebiendo recuerdos del ayer
y asì no llorar este silencio y llegar a enmudecer.
El destino sentencia muros,
no le creamos,
tambien me hace falta;
arranque todo mal razonamiento
y regrese a llenar este pensamiento de nada,
este respirar subterraneo para hallar lo que fuimos.
Pobre esta mi alma de usted... y pàlida de abandono.
¡Vuele su voz a contarle a mis ojos
en estado grave de otoño
sobre sus calles,
traiga el aroma de su manos
y esas formas de llamar a las cosas,
que tanto amo y admiro.
Esperarè varias vidas mas por Usted
Siempre suya
viernes, 29 de octubre de 2010
Cartas de amor que se queman
Ultimamente; y Usted bien lo sabrá, he aprendido a dormir los murmullos de este amor en silencios, entibiando excusas para calmar la ausencia y aquietar el alma. Pero el no verle, ha transformado a mis ojos; en dos profundas y tristes grietas, en dos heridas que no quieren sanar ni pretenden disfrazar ya nada.
He dejado de lado el desenfado y todos los pudores para desnudar la piel de tanto desencuentro, de tanto descamino adolorido y esta procesión de deseos abandonados.
Pero me quedan frescos los recuerdos, los temblores nerviosos de vos y de mi... de ese nosotros estremecido con la pasión casi divina en la que nos fusionabamos y volando,
volabamos las palabras del amor...
Cuantos momentos desvestidos, cuantos puentes trazados confrontando alma con alma en el universo de un abrazo.
Y otra vez el silencio, paisaje de pasillos y multitudes en blanco, de no pronósticos y sincapítulos que se levantan y danzan... Me habita la sombra.
No hay ecos ni murmullos, me abarca la nada, la gran nada de nuestro viejo pacto de amor.
He dejado de lado el desenfado y todos los pudores para desnudar la piel de tanto desencuentro, de tanto descamino adolorido y esta procesión de deseos abandonados.
Pero me quedan frescos los recuerdos, los temblores nerviosos de vos y de mi... de ese nosotros estremecido con la pasión casi divina en la que nos fusionabamos y volando,
volabamos las palabras del amor...
Cuantos momentos desvestidos, cuantos puentes trazados confrontando alma con alma en el universo de un abrazo.
Y otra vez el silencio, paisaje de pasillos y multitudes en blanco, de no pronósticos y sincapítulos que se levantan y danzan... Me habita la sombra.
No hay ecos ni murmullos, me abarca la nada, la gran nada de nuestro viejo pacto de amor.
jueves, 10 de junio de 2010
Epistola primera (Otoño)
Como pudiendo modificar los silencios le escribo… como si estas líneas fueran a golpear su puerta, caminar sus calles o metiéndose en su alcoba, buscaran ambiciosas amalgamarse a su alma.
Estos días de ausencia que llegan a la par del otoño a Buenos Aires, sin viento, carentes de esa fuerza natural para barrer hojas y recuerdos; ansían una señal. Despertar con la noción del tiempo engrilletado, marcado por el distanciamiento que instala tantos momentos sin usted como horas de escarmientos, necesitan saber que aún se abraza asimismo en soledad como encontrándome sin lograrlo pero sintiendo, -porque así lo hago también-. Compañero, ladrón de mis juicios y centinela nocturno, usted enciende mis sentidos y suelta mis manos con expresiones que prescindo de maquillar… ¿que lo extraño y necesito? Ya no es novedad, la pregunta que ronda ahora es… Por qué.
Muy lejos, donde los ecos son pálidos
Y las noches navegan solitarias
Solo palabras se forjan
Como estelas que mi lengua aprende a trazar
Procuro encerrar
En la penumbra de algún invierno
La antojadiza pausa de su boca
El quisiera acurrucándose
Y un suspiro adelgazado por los hierros
Que la distancia se niega a soltar.
Siempre suya.
Tahdyja Brher
“Nada no es solamente nada, es también nuestra cárcel” A.Porchia
Estos días de ausencia que llegan a la par del otoño a Buenos Aires, sin viento, carentes de esa fuerza natural para barrer hojas y recuerdos; ansían una señal. Despertar con la noción del tiempo engrilletado, marcado por el distanciamiento que instala tantos momentos sin usted como horas de escarmientos, necesitan saber que aún se abraza asimismo en soledad como encontrándome sin lograrlo pero sintiendo, -porque así lo hago también-. Compañero, ladrón de mis juicios y centinela nocturno, usted enciende mis sentidos y suelta mis manos con expresiones que prescindo de maquillar… ¿que lo extraño y necesito? Ya no es novedad, la pregunta que ronda ahora es… Por qué.
Muy lejos, donde los ecos son pálidos
Y las noches navegan solitarias
Solo palabras se forjan
Como estelas que mi lengua aprende a trazar
Procuro encerrar
En la penumbra de algún invierno
La antojadiza pausa de su boca
El quisiera acurrucándose
Y un suspiro adelgazado por los hierros
Que la distancia se niega a soltar.
Siempre suya.
Tahdyja Brher
“Nada no es solamente nada, es también nuestra cárcel” A.Porchia
lunes, 7 de junio de 2010
viernes, 4 de junio de 2010
Abstinencia.
Abstinencia de ti, de mí, del sudor ceñido que ejercen sobre mí tus palabras.
Abstinencia de la ternura de mis letras… de saberte, de tenerme. Abstinencia de gozarme, de encontrarme sin buscarme, de hacernos el amor y seguir rodando presentes sobre almanaques lejanos. Abstinencia de reescribir entre relámpagos, este amor que nació nuestro y la historia, milagro huidizo de otros tiempos…
Ultimo punto de los puntos suspensivos que imploran mas, como quejido entre gemidos de enorme boca… de boca abierta, de peligrosa cornisa desmanejada que ya no sabe esperar
Y a la vez se llama al silencio.
Muro al otro lado roído del tiempo, que entiende solo un idioma, el nuestro.
Jugándose a duelo el alma.
solo un idioma, el fragor de los poetas…
Abstinencia de la ternura de mis letras… de saberte, de tenerme. Abstinencia de gozarme, de encontrarme sin buscarme, de hacernos el amor y seguir rodando presentes sobre almanaques lejanos. Abstinencia de reescribir entre relámpagos, este amor que nació nuestro y la historia, milagro huidizo de otros tiempos…
Ultimo punto de los puntos suspensivos que imploran mas, como quejido entre gemidos de enorme boca… de boca abierta, de peligrosa cornisa desmanejada que ya no sabe esperar
Y a la vez se llama al silencio.
Muro al otro lado roído del tiempo, que entiende solo un idioma, el nuestro.
Jugándose a duelo el alma.
solo un idioma, el fragor de los poetas…
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